A quien corresponda:
Y no puedo dejar de preguntarme: ¿dónde se autoriza desde los gobiernos e instituciones sanitarias, a empresas foráneas o propias, a vulnerar la salud de los pueblos, degradar las tierras y envenenar las aguas, además de desplazar de forma violenta a las comunidades, y atentar contra el equilibrio natural, la biodiversidad y los derechos humanos de niños y adultos?¿Dónde?
Nosotros no queremos más cáncer, ni leucemias
provocadas por los agroquímicos, de hecho, ni la más mínima de las alergias queremos. Pero
sobre todo no queremos atrofias congénitas en quienes nacen día a día, y que
son enfermedades programadas a través de una industria con daños colaterales
tan anunciados; en definitiva no queremos que se arruine ni una sola vida más
por intoxicaciones con agrotóxicos, o pesticidas o por vertidos químicos.
Puntualmente, queremos que dejen de
tratar con venenos nuestros alimentos, los mismos alimentos que comercializa
esta industria, aceitada con la sangre de millones de personas, que engrasan
los ejes de la maquinaria genocida de esta sociedad enferma.
Exigimos que paren.
Tampoco queremos perder más bosques nativos
por los desmontes diagramados por el monocultivo, ni queremos más desplazamientos
forzados de comunidades que buscan el equilibrio con su medio, y se basan en el
respeto a la tierra y la vida; no queremos que sigan contaminando el suelo y
las aguas, y definitivamente no queremos
que se pierda la biodiversidad que sustenta nuestra vida en esta tierra.
Somos conscientes. Exigimos que paren.
Porque tampoco queremos el control de la alimentación en manos de un
puñado de empresas internacionales o nacionales que dirigidos por sociópatas
buscan establecer el monopolio alimentario.
Mucho
menos queremos empresas semilleras con poder de policía sobre los agricultores
independientes.
Porque sabemos que intentan patentar la
vida.
Pero es una costumbre milenaria, que las
semillas se guarden para las próximas cosechas.
La propia palabra “agricultura” nos
indica que el agro es parte de la “cultura”, por ende, propiedad de la humanidad
toda, y al igual que las semillas, privatizarla es un atropello. Porque la vida no
se puede patentar. Más de cinco mil años de evolución genética producida por la
naturaleza y la intervención artesanal del hombre, no pueden pasar a ser
propiedad de una empresa o de un país de ninguna manera.
Y no puedo dejar de preguntarme: ¿dónde se autoriza desde los gobiernos e instituciones sanitarias, a empresas foráneas o propias, a vulnerar la salud de los pueblos, degradar las tierras y envenenar las aguas, además de desplazar de forma violenta a las comunidades, y atentar contra el equilibrio natural, la biodiversidad y los derechos humanos de niños y adultos?¿Dónde?
Hasta la O.M.S. queda obligada a
declarar que “Hay que partir del principio de que el desarrollo económico no
debe deteriorar la salud ni causar enfermedades”.
¿Entonces? ¿La justicia? ¿Y el estado? ¿No son sus roles,
proteger al pueblo, y construir modelos de sustentabilidad y equilibrio? ¿O
acaso solo se involucra la justicia, cuando el daño está hecho? ¿El estado no
debería anticiparse a estos atropellos y firmemente impedirlos?
Basta. Les exigimos que paren.
No queremos mas venenos en nuestras comidas.
Los Agrotoxicos matan.
EL MUNDO SEGUN MONSANTO
- Documental doblado al Español -
CONTAMINADOS POR LA COMIDA
- El informe de CQC sobre agrotoxicos en Argentina -
PAREN DE FUMIGARNOS
- Tema de Rap Argentino contra los agrotoxicos -
No hay comentarios:
Publicar un comentario